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lunes, 23 de junio de 2014

Ay, ay, ay, ay, canta y no llores






 
Y que gana México, 3-1 a Croacia. Hoy a las 3:00 de la tarde, tiempo de México, se llevó a cabo el juego esperado para muchos mexicanos. A esa hora todo se paralizó, las oficinas dejaron de trabajar, todos pendientes de cualquier televisión prendida que transmitiría el mentado juego.


Incluso en las calles, había televisiones prendidas para que los peatones pudieran ver el juego y no se perdieran ni un minuto del partido.

Ya nada puede sorprenderme cuando se trata del futbol. La atracción de este deporte sobrepasa muchos niveles, nivel político, social, cultural y hasta económico.


No importan ahorita las reformas, ni los altos precios a los productos básicos, mientras México juegue bien, todos están contentos, o casi todos.


El futbol para los mexicanos es sagrado.


Puedo decir, y aunque me digan que soy amargada, que debo traer mi camiseta también, que es algo que los ha idiotizado.

Aunque no puedo negar que es todo un fenómeno social que bien se puede estudiar.


A mí no me interesa el futbol, no me gusta, pero veo que no puedo cerrar esa realidad, pues mi entorno, por ejemplo el día de hoy, se volvió tan futbolero, como si nada más en el mundo existiera.


Los mexicanos celebraron tanto este partido, que sólo fue de pase, no han ganado nada aún, más que el aplauso de todos los aficionados a este tan comercial deporte.


Y por otro lado, está la polémica de los gritos mexicanos a los arqueros. Para nosotros la palabra "Puto", es tan común, que hasta un niño pequeño lo dice. Y tiene un montón de connotaciones, no precisamente racistas ni homófobicas como la FIFA lo ha señalado.


La verdad da risa, pues sí a esas vamos, póngase estudiar todas las palabras de los diferentes países y culturas. Vamos, cada país tiene el uso de la lengua como le venga en gana.


Y los mexicanos aquí y en China usan los vocablos comúnes que no precisamente son ofensivos, sino es nuestra manera particular de hablar.


Y "Puto" es una de las palabras (me incluyo) que más utilizamos. Hay palabras, como "chingar" que ya las traemos en la sangre.


Bueno, falta ver, que los mexicanos no se 'corten las venas' este domingo que van contra Holanda. Nunca hay que hablar demás, todo puede pasar.
 
 
No todo es malo, es bueno ver caras felices, al menos por un partido de futbol.












Palabra 26 de 52.- BARCO








Mi niña, de grandes ojos negros,

se acercó a mí cierta tarde,

traía entre sus manos

una gran hoja blanca de papel.

Me la dio, la cogí,

al principio no entendí.

Pero me dijo "agua"

e inmediatamente le hice

un barquito de papel.

Ella con una gran sonrisa

esperaba impaciente

que terminara aquella creación.

Lo tomó entre sus manitas,

y corrió al patio trasero.

Yo curiosa la seguí,

y vi con ternura,

que aquel barquito de papel

flotaba gustoso

en un simple bote que

mi niña había llenado.

Nadie puede arrancar

la imaginación de un niño

ni lo que ella se

habrá imaginado.

Pues su barquito de

papel navegaba quizá

en grandes océanos.
 
 
 
 
Para navegar en más barcos pasa a visitar a nuestra amiga Sindel.

miércoles, 18 de junio de 2014

Palabra 25 de 52.- MIEDO









Un escalofrío que corre por el cuerpo,
el sentir de algo frío
impotencia,
angustia,
ansiedad,
taquicardia,
sudoración,
temblor,
presencia de algo,
del peligro,
de lo irreal,
o de lo real,
respuesta que nos da nuestro cuerpo,
difícil de controlar,
corazón latiendo a mil por hora
provoca muchas reacciones,
grito producido en la oscuridad.




Para sentir más miedos, visiten a nuestra amiga Sindel.



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miércoles, 11 de junio de 2014

Este jueves, un relato: Amigos






Los amigos que tengo los cuento con una sola mano. Esos que se preocupan por mí, ellos que me aceptan como soy, a esos que les gusta mi forma de ser, mis aficiones, mis gustos. Son muy pocos, pero gracias a Dios los tengo.


Por otra parte, tengo muchos conocidos pero no son amigos, no están conmigo en mis alegrías ni en mis tristezas, ni en mis triunfos ni en mis fracasos.


Analizo algunas veces si yo soy la del problema, la que no los conserva, las que los deja ir, la que es mala amiga. No lo sé.


Dice un amigo que si los pierdo, es porque realmente no había una amistad.


Conocidas, que se decían amigas, me han decepcionado y mucho. Creo que cuando hay interés tratas de hacer un hueco en tu tiempo, de hacer un espacio en tu agenda.

Quedaba de verme con algunas de ellas y siempre a última hora salían con un pretexto. Una vez invité a una dizque amiga a mi casa, y me dejó plantada, no fue para llamarme y decirme no voy a ir o al menos disculparse, nada. Ya anteriormente también me había quedado mal. He desechado por completo su amistad falsa.


Cuando nació mi hija, ninguna de esas amigas estuvo ahí para felicitarme, ninguna estuvo en ese momento de felicidad para mí, ninguna llamada, ningún mensaje, ni siquiera por Facebook, ninguna de esas que se decían amigas compartieron mi gran momento de felicidad conmigo. Si hubiera sido al revés, yo hubiera estado ahí con ellas, al pie del cañón. Me sentí decepcionada y demasiado triste, pero mi familia estuvo ahí conmigo.


La red social Facebook realmente te aleja de las personas que consideras amigas, e irónicamente te acerca a personas lejanas. Ahora mientras más likes les des, más amiga eres. Miden la amistad por los likes.

Aquí con los jueveros y en la blogosfera he encontrado cercanía, interés mutuos, a pesar de la distancia me he sentido cercana. Me gusta compartir lo que pienso, y ser así de abierta y sincera.


Yo no he encontrado esa amistad ideal, esa en la que no solamente das, sino también te dan, esa que se construye y se cuida. En donde te vuelves cómplice.


Bueno, rectifico mejor, creo que si la tengo, mi hjita de casi dos años se está convirtiendo en mi cómplice, en mi compañera de días, de juegos, de secretos y risas. Ambas somos felices día a día, ella es mi mejor amiga. Y Dios también lo es.

Pero no lo niego, sigo en la búsqueda de esos amigos que aligeran más nuestras vidas, que nos hacen sonreír y nos dan momentos felices,
más que querer tener amigos, quiero ser una buena amiga.









 
 
 


 
 
 

Para leer más sobre amigos, visiten a Alfredo en la Plaza del Diamante.

lunes, 9 de junio de 2014

Palabra 24 de 52.- SIRENA







Sobre espuma alzada
canta frágil y bella,
entre el agua
y el azul del cielo.
Canta versos en la
profundidad de su hogar.
Deseo y secretos,
atraes con tu
canto y belleza
a los hombres.
Con tu gran
cabellera húmeda
al viento,
abraza de alguna
enorme roca,
eterna espera,
dulce sirena.





Para leer más sobre Sirenas, visita a nuestra amiga Sindel.

Palabra 23 de 52.- MAGIA







La magia no sólo está en lo misterioso e indescriptible, sino en lo cotidiano, en lo simple.
En una sonrisa que me brinda en la mañana.
En una palabra aunque mal pronunciada.
En su descubrir cada día.
En una carcajada sin medida.
En unos ojitos que con todo brillan.
Y la magia que con ella yo tengo cada día.




jueves, 5 de junio de 2014

ALMAS PERDIDAS. Capítulo 6: La muerte de Misifú


Capítulo 6: La muerte de Misifú

 




Ya había cumplido 15 años, la edad que todas las chicas desean, por las enormes fiestas quinceañeras que se celebran. Yo le dije a mi padre, que no deseaba fiesta alguna, ni tampoco un carro. Mi padre me dio algo de dinero y me lo gasté en libros, música, revistas, entre otras cosas.

No quería nada escandalosa, es más, hasta quería pasar desapercibida esa edad. En ese tiempo me volví muy introvertida. Los amigos los contaba con una sola mano. Casi no hablaba y en la preparatoria siempre andaba cabizbaja y con los cabellos en la cara para que no me vieran totalmente el rostro. Morticia me seguían diciendo algunos, apodo que desde muy niña me pusieron, por mis cabellos largos y negros, y mi piel blanca.

-Así nací idiotas — les llegué a decir un día.

En ese tiempo estudiaba dibujo, vivía en mi mundo. Yo no iba a discos, ni a bailes, no era de mi agrado. Así que en mis vacaciones me la pasaba leyendo y escuchando música.

Mi gata Misi siempre estaba a mi lado, algunas noches desaparecía porque traía un novio gato, ese gato se llamaba Chaires, era de la vecina. Misifú y Chaires se volvieron muy unidos. Creo que alguna vez sentí celos, porque Misi llegó a desaparecer tres dias seguidos. Me preocupaba, pero nunca se iba en definitivo, volvía y corría las escaleras hasta mi cuarto, me sorprendía cuando estaba en la cama. Como diciendo: Hey, aquí estoy, ya volví.

Cuando cumplí 15 años mi madre me llevó a un estudio fotográfico, quería una sesión de fotos. Ese mero día, me salió una espinilla enorme en la mejilla derecha. Era raro que me salieran espinillas, pero ese día fue el colmo, era gigante. Traía ojeras y mi cabello sin chiste.


Mi madre me consiguió un vestido de fiesta color melón, con guantes y sombrero. Me pareció ridículo, pero no quise hacerla sentir mal. Sentí que esa color no se me vería muy bien, y me vería gorda.


Me lo puse de mala gana, y primero me hicieron un peinado, que no estaba tan mal, pero no me gustó, después me maquillaron. Y me sorprendí, parecía otra, no me veía tan mal ni tan ojerosa, habían ocultado esa enorme espinilla. Creo que me veía guapa. Y mi madre se emocionó tanto que hasta una lágrima derramó.


En casa, me esperaba toda la familia de mi padre, las tías que me caían gordas, los primos que a las quinientas veía, pero traté de disfrutar ese día. No siempre se cumplen 15 años.


Mi abuelo, el padre de mi papá no pudo asistir porque se sentía mal. La familia de mi mamá no fue invitada porque a ellos no les gustan las fiestas, son cristianos y no les parece bien los bailes y los alborotos de las fiestas.


La comida estuvo muy rica, el pastel y todo. Despedí a los invitados. Sólo una tía, hermana de mi papá, se quedó a dormir ahí. No era raro que lo hiciera, pues a veces su esposo andaba de viaje y ella prefería que la recogiese al siguiente día.

Ya en mi cama, agradecí a Dios y a mis padres el haber celebrado ese día. Abrí algunos de mis regalos y escribí algunas notas en mi diario personal. Misi se subió a mi cama, como entendiendo que había sido mi día, y me dio una de sus manitas, la abracé y nos quedamos dormidas.
 
(CONTINUARÁ...)




5 de junio: ni perdón, ni olvido


 
 
 
 
 
A cinco años del incendio de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, recordamos una de las peores tragedias en México, en donde exigimos justicia.


Esta tragedia acabó con la vida de 49 niños y muchos más lesionados de por vida. Hasta la fecha, nadie se ha hecho responsable del daño. Los padres de estos 49 niños piden justicia, algo que no se les ha concedido.




 
 

"La guardería no contaba con el suficiente personal para atender a los niños, al tiempo que carecía de extintores, las salidas de emergencia tenían un diseño inadecuado, los detectores de humo presentaban defectos y el techo estaba recubierto con un plafón de material inflamable, incumpliéndose las normas mínimas de seguridad y protección civil que deben observar este tipo de establecimientos".

"Por estas irregularidades funcionarios del IMSS fueron cesados en sus funciones, entre ellos se encuentra la coordinadora de guarderías Carla Rochín Nieto, el director de prestaciones económicas, Sergio Antonio Salazar, así como el delegado de esa dependencia en Sonora, Arturo Leyva Lizárraga, quien posteriormente sería detenido".





Cinco años ya de impunidad.

"A través de las redes sociales se está convocando a los ciudadanos a que se sumen a estas movilizaciones, bajo los hashtags #GuarderíaABC, #ABCNuncaMás, #LutoyLuchaABC, #JusticiaABC y #25Niñasy24Niños".


Nuestras oraciones para estos 49 niños, para los niños que aún siguen con lesiones, para las madres y padres que enfrentarán este dolor el resto de su vida. La pérdida de sus hijos no se puede reparar con nada. Nos unimos al dolor.


5 de junio, luto nacional.
 


 
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, 4 de junio de 2014

Este jueves, un relato: Mundo Laboral







Este jueve de relatos, Encarni nos invita a realizar una aportación sobre el mundo laboral.


Yo quiero hablar desde mi experiencia. Cuando yo era niña, me imaginaba que los adultos la tenían fácil en los trabajos. Nunca me preocupé, pues tanto mi prioridad como la de mis padres, era terminar mis estudios universitarios. Claro, que yo buscaba, pero me decían que no por la edad. Hasta ahí, pues lo entendía. Cuando terminé mis estudios a los 23 años, sabía que sería difícil el mercado de trabajo, por ser humanista, por haber escogido una carrera de Letras Hispánicas, en la Facultad de Filosofía y Letras.


Los mismos maestros nos decían que esa carrera no nos daría de comer, me parecía un poco patético de su parte darnos tantas muestras de aliento. La ciudad es industrial, no requiere de humanistas, mucho menos de gente que piense. Pero yo tenía esperanza. Así que empecé a tocar puertas, a agendar citas de trabajo y entrevistas por aquí y por allá, a repartir mi poco curriculum.




 
 
En todas esas entrevistas me iba mal, me decían que tenía mucha experiencia en cuanto al estudio, pero nada de experiencia laboral. Y ¿cómo carajo iba a tener experiencia? si nadie me quería dar la oportunidad. Todo tiene un comienzo, y ese principio nadie me lo quería dar.


Algunos ignoraban esa carrera, me preguntaban que qué era eso de las Letras y la Literatura. Muchas veces me hicieron sentir como estúpida.




 
 
Había muchos fraudes de trabajo, en donde te pedían que invirtieras cierta cantidad de dinero y tu trabajo sería convencer a otros que también aportaran dinero. Pero al final de cuentas no era un trabajo, sino sólo sacadera de dinero.

 
Mi primer empleo, fue en una preparatoria abierta, en donde chavos que trabajaban querían sacar adelante sus estudios. Me topé con la mente cerrada de los directores y los pocos maestros. Ellos te daban un plan de trabajo y tú tenías que seguirlo a medida, tenías que acatar ese plan de trabajo, si los jóvenes entendían que bueno y los que no, pues era su problema. Yo hice modificaciones en ese plan de trabajo, quise innovar algunos instrumentos de enseñanza, en los que el alumnado se sintiera más en confianza y que tuviera más retroalimentación en sus clases. No solamente pasar los exámenes, sino aprender, pero para el director de la escuela, los alumnos eran sólo un negocio. A él no le importaba si ellos aprendiera, a él sólo le importaba que pagaran cada mes la cuota que tenían que pagar. No pude con eso, y renuncié.


Tuve muchas más entrevistas de trabajo, más puertas que se me cerraron, contratos temporales, sueldos bajos. etcétera, etcétera. Renuncié a muchos tantos, tuve confrontaciones por defender mis ideales, pero siempre salía con la cara en alto y con las ganas de encontrar un trabajo digno.

 


 
 
 
 

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