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martes, 30 de abril de 2013

Feliz Día



Feliz día del Niño a todos... especialmente a mi Gordita...


Feliz Cumpleaños a mi cuñada Evelyn y otro Feliz Cumpleaños a Werther Ewig  :D





miércoles, 24 de abril de 2013

Apuesta por el Rock'n'Roll


“La música expresa lo que no se puede poner en palabras y no puede permanecer en silencio”

 
Hoy tuve una regresión a mis trece años, cuando mucho de las cosas que hacía era escuchar música; si me ponía a lavar los trastes, barrer, trapear o hasta bañarme, lo hacía con música... recuerdo que mi papá por ese entonces me había regalado una grabadora, era de color negro, larga, no muy pesada... tenía para dos casettes, radio AM/FM, me la había comprado en esos viajes a Laredo.

 
En ese entonces tenía algunos casettes de mi música favorita, tanto rock en inglés como rock en español, y una de mis bandas favoritas era Soda Stereo, crecí escuchando lo que para mí era buena música, no que ahora, mejor ni hablemos.

 
Era música que te hacía sentir, que te inspiraba, que te transportaba, agregándole que era amena y divertida. Yo veía a Saúl Hernández, Enrique Bunbury y Gustavo Cerati como grandes exponentes de la música, grandes cantautores.

 
Siempre fui una niña adolescente solitaria, reservada, muy en su mundo, explorando mi propia creatividad y la de otros. Era muy o demasiado misántropa, no rebelde, más si muy en lo mío. Defendiendo mis convicciones.

 
Mientras mis compañeras de secundaria eran unas niñas precoces, yo prefería estar en el mundo del arte. Para mí era un gran éxtasis escuchar un buen acorde de guitarra, una buena letra de canción, una poesía... ellas, mis compañeras, cerradas de mente, creían que un pene de un todavía no hombre era todo en la vida. Como decía mi mamá o el maestro “Brutus” de Educación Física “todavía no se saben limpiar la cola, pero con mucho novio”.

 
Para mí era una frase medio tonta, pero pues se acercaba a la realidad. Yo en ese entonces no pensaba en novios. Claro, no voy a negar que me atraía un chico llamado, pero eso a que ya anduviéramos de novios, pues la verdad yo pasaba.

 
Veía a la especie masculina de mi salón de clases como niños, tratando de actuar como adultos, con una madurez que en realidad no teníamos. He ahí el montón de fracasos, los embarazos no deseados, la vida infeliz, y los hubiera...

 
Sí, hasta la fecha soy criticada por mi forma de pensar, o por mi manera de ver las cosas, dicen que soy muy “irónica”. En fin, hoy en día me doy cuenta que algunas veces sufrí de bullying, pues no me bajaban de nerd, hay que decir que tenía toda la apariencia, desgarbada, jorobada, muy blanca, con anteojos, con brakets, con una voz baja.

 
Pero esa era mi apariencia, muy en el fondo siempre fui muy egolatra, muy megálomana. Me siento bien, de haber sido siempre yo, de no querer ser otra, de no ser con pensamiento común, de no ser como las demás.

 
Disfrutaba ver por la ventana a la gente que pasaba por la avenida, me gustaba estar en mi cuarto, estar en el interior para observar y analizar el exterior. Fueron años de exploración interna, de quien era, qué quería, de soñar, nunca dejé de soñar.

 
Mientras muchas de mis compañeras de Secundaria se la pasaban en las discos de ese entonces, en andarse besuqueando por las esquinas, en probar niños, viernes y sábados yo tenía una cita con un programa que me encantaba, nunca me lo perdía, tengo videos que grababa en un VHS, “Desvelados”, programa regiomontana que nos presentaba la música local, que le abría las puertas al rock en español y a grandes leyendas, a grandes grupos.

 
Para mí el rock era como un viaje a lugares hermosos, una inspiración hacia el arte, hacia lo creativo, lo humano, explorar lo que hay en la mente y el corazón.
 
 
 
 

Hoy es un día especial

Hace tiempo que cada 24 de Abril es especial para mí porque cumple años un ser humano y una amiga muy querida para mí, Erika Moce. Espero que su cumpleaños haya sido excelente, que lo haya gozado, no siempre se cumplirán 30 años. Así que es un día especial. Te quiero mucho Kika, deseo mucha felicidad, salud, y amor.

Hoy también está cumpliendo 8 mesesitos mi adorada bebita hermosa, mi hijita Azulia.





lunes, 22 de abril de 2013

Cheetos Miau


Amo los Gatos

Adoro los mininos, y espero que mi beba también le gusten en un futuro

domingo, 21 de abril de 2013

Hay alguien más que no se ve


Hoy por la mañana tenía demasiado sueño, era tanta pesadez, que realmente no quise moverme de posición, de reojo veía como estaba mi bebita, ya que de unos días para acá le ha dado por moverse demasiado, y sobre todo echarse cobijas o almohadas en la cara, así que estoy al pendiente de ella.

Tuve un sueño intranquilo, la verdad que tenía esa sensación de estar despierta y soñando al mismo tiempo, al mirar hacia la ventana aún estaba oscuro, miré la hora y era demasiado temprano, no me levanté, sólo giré mi cabeza y me eché a dormir de nuevo.

Por un instante miré hacia donde se encontraba mi hijita, la vi dormida, y volví a cerrar los ojos, me quedé completamente dormida, creo que soñé con algo pero no me acuerdo muy bien, sentí que alguien tocó mi espalda, sentí el dedo, un dedo largo que me tocó la espalda, como de esas veces que te tocan la espalda para avisarte o para despertarte. De inmediato volteé y obviamente no era nadie. Pues sólo nos encontrábamos en casa, mi bebita y yo, y el perro en el patio. No fue un dedo de perro, ni tampoco un dedo de mi bebita, pues ella no camina aún, y sus deditos son demasiado pequeñitos para la sensación que tuve.

Pero, el caso es, que no tuve miedo, sólo que cuando tocaron mi espalda, desperté de inmediato, quise ver quien era, y vi que mi bebé tenía la cobija encima y pudo haberse asfixiado o algo así.

No sé si era un aviso, no sé que clase de entidad era, o si acaso era algo o alguien que yo no pudiera ver, pero gracias a ese momento que me desperté pues pude quitarle las cobijas a mi nena de encima de la cara, y acomodarla bien en su camita.

Me quedé con esa inquietud, sobre que era lo que sentí, pero no me sorprendo del todo, ya que puedo decir, que hace tiempo ya he tenido muchísimas experiencias paranormales. Ya he conocido ese mundo de la parapsicología. No sé si en lo particular he tenido ese tipo de experiencias por mi carácter, porque soy signo Escorpión, por algún don, por instinto, por ser amante de las películas de terror, por atraer ese tipo de cosas, o porque no soy una fan religiosa.

Ya más adelante escribiré alguna otra experiencia de ese tipo.
 
 
 
 
 


Mientras escribo

"El hombre posee desde lo más remoto de su existencia el afán de dejar memoria de su vida".





Hace unos pocos meses me encontraba descubriendo y explorando la dicha de ser madre, en aquella casa mediana que en ese entonces estaba dispuesta a comprar, y que a la mera hora me eché para atrás. Mi mundo era mi bebita, en ese momento no hubo libros que me enseñaran como cargarla, como alimentarla, el saber por qué lloraba, adivinar que le dolía. De manera torpe le cambiaba los pañales, pues sentía a mi nena muy frágil, muy tiernita, así que como toda madre inexperta me aventé al ruedo. Nadie estuvo ahí para enseñarme, yo estaba sola con ella en aquél cuarto blanco y caluroso.

En las mañanas, al despertar, escuchaba el barullo de los niños, jugando en su hora de descanso. Me fascina el sol que se asoma por las ventanas, el suave frescor que se siente cuando uno abre la ventana. Lo fresco del suelo al caminar descalzo.

Fueron muchas horas compartidas madre-hija, momentos inolvidables y maravillosos, unión y lazos. Ella siempre curiosa, viendo a su alrededor, descubriendo y descubriéndose a sí misma, a su existir.

Batallo un poco para describir realmente lo que quiero plasmar, la huella que quiero dejar, ese afán de crear lo inexistente por medio de la escritura. Las palabras no se forzan, algunas pueden salir de la memoria, otras del corazón, más nunca forzadas.

Mientras escribo, estoy en mi lugar de trabajo, un lugar que he tenido que pisar ya por más de cinco años, a veces vengo gustosa, otras vengo cansada, más siempre con la disciplina y el compromiso de laborar al cien por ciento, de entregar lo más que se pueda.

Han sido más satisfacciones que disgusto, el laborar para un periódico, sin embargo, a veces uno se cansa de la gente que sólo está para criticar más no para aportar soluciones o generar ideas, siempre queriendo meter el pie, cuchilleando a espaldas de los demás. En fin, es algo que no me va, realmente vengo a trabajar, si fuera rica, pues estaría en mi casa dándome la gran vida, de dejar una escritura permanente.
 
 
 
 
 
 
 

jueves, 18 de abril de 2013

AA

Esta es una canción que me gusta...de Alejandra Guzmán...





Yo te esperaba
y veía mi cuerpo crecer
mientras buscaba
el nombre que te dí
en el espejo
fue la luna llena y de perfil
contigo dentro, jamás fui tan feliz.

Moría por sentir
tus piernecitas frágiles
pateando la obscuridad
de mi vientre maduro.

Soñar no cuesta no
y con los ojos húmedos
te veía tan alto es más
en la cima del mundo.

Yo te esperaba
imaginando a ciegas el color
de tu mirada y el timbre de tu voz.
Muerta de miedo
le rogaba al cielo que te deje
llegar lejos , mucho más que yo.

Yo te esperaba
y pintaba sobre las paredes
de tu cuarto, cuentos en color
restaba sin parar , días al calendario
solo tú me podrías curar
el modo de escenario.

El mundo es como es
y no puedo cambiartelo
pero siempre te seguiré
para darte una mano.

Yo te esperaba
imaginando a ciegas el color
de tu mirada y el timbre de tu voz.
hoy que te tengo
pido al cielo que me deje verte llegar lejos
mucho más que yo.

Yo te esperaba
y en el espejo te miraba mientras
ya te amaba.

...Siempre te romperá el corazón





Me encanta esta canción, hace tiempo que no la escuchaba.

viernes, 12 de abril de 2013

Entre el perdón y el olvido


"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón".
(Jorge Luis Borges)






Antier estuve leyendo unos correos antiguos, que no he querido borrar de mi hotmail, porque mi intención era escribir una especie de historia con esos correos de un amigo, que en su tiempo quise sinceramente, pero la distancia y el carácter tanto mío como de él lo echaron a perder y la amistad se perdió para siempre. Su nombre es Lion, ya nunca quiso saber de mí, porque nos enojamos por correo y ya nunca nos escribimos, nadie quiso dar su brazo a torcer, en su momento él no se disculpó por las ofensas, ni yo me disculpé por haberlo ofendido, así que pasaron años y nadie hizo nada por recuperar la amistad, una amistad cibernética, él, creo que todavía vive en Madrid, y pues cuando quise hacer algo por la amistad, pues ya habían pasado 5 años y más.


Creo que mucho de mis errores es ser rencorosa, me tomo demasiado a pecho las cosas. Soy muy tranquila, pero cuando me hacen enojar saco lo peor de mí. Y Lion sacaba lo peor de mí tan fácilmente, por ser tan aprehensivo, tan caprichoso. Claro, también tenía sus virtudes, no todo era malo en él. Me gustaba su creatividad, sus dibujos, su manera de descrubir el mundo, cierta parte de su forma de pensar. El ingeniárselas para sobrevivir, su modo persistente de escribir correos largos, llenos de vida. Lo conocí en una de las etapas de mi vida más diíficl que pueda tener una mujer, y el apareció así de pronto, un ser humano cálido al otro lado del océano, tratándome de ver la vida así como es de simple, no pesimista como tal cual yo la veía.


No lo sé, creo que a veces me siento culpable de perder amigos porque a veces no cedo, pero igual y la culpa es compartida. No soy de muchos amigos, la verdad que al pasar de los años me he dado cuenta que puedo contarlos con una sola mano.


En mis días más tristes y pesados, no he contado con esos dizque amigos que decía tener. Las dizque amigas siempre ponen pretextos para no vernos. Cuando uno queda formalmente, pues siempre cancelan, o no pueden, cuando en realidad pues no es que no puedan sino es que no quieren. Por más compromisos que uno tenga, por más responsabilidades o tareas, uno siempre buscará la manera de agendar un ratito para ver a las amistades, pero eso nunca es equitativo. En fin, extraño los amigos que dicen ser verdaderos, cuando en realidad no lo son.



Si pudiera hacer algo, trataría de cambiar un poco la historia, y haber echo las paces con mi amigo francés Lion, pero no fue así.
 
 
 










Pagando favores


Pues nada, el día de hoy viernes 12 de Abril pues no descansé, le debía el día a Jacinto, y pues hay que pagar los favores. Me pega un poco en el cansancio, y en el no compartir el día con mi hija, porque viernes y sábado pues se los dedico a ella, ya que por trabajo pues no la tengo todos los días tanto tiempo como yo quisiera, y más ahora con lo que me sucedió el pasado viernes 5 de Abril que se cayó de la cama y se dio un fuerte golpe en la cabeza y cuerpo. Creo que ha sido el peor día de las ya tres décadas de vida que llevo, pues al verla así de desvanecida y con vómito por la nariz pues pensé que estaba muy grave. Salí corriendo de casa buscando servicio médico y gracias a Dios pues todo salió bien. Me distraje unos segundos y lo que pasó, me di un gran susto y tengo que ser más precavida, ya que a esta edad de 7 meses pues los bebés no se tranquilizan, están en mucho movimiento.


Estoy viendo en You tube algunos videos que hablan sobre perfumes, yo soy una adicta al perfume para los que no me conocen, y eso es en parte una gran influencia de mi madre, pues ella desde que yo era muy pequeña me compraba mi propio perfume, el primero que tuve fue de Aqua Colors de Benneton, un olor muy agradable, pero desde mis comienzos con el mundo de los perfumes pues no soy estática, siempre estoy probando y conociendo más olores. No soy de un sólo perfume sino hay etapas de mi vida que muy bien he podido relacionar con los perfumes que he utilizado.


Hay olores que me evocan recuerdos, paisajes, personas y hasta lugares. La verdad que invierto mucho en ellos, pero es algo que necesito para mis cosas personales, sin perfume no salgo a la calle. En fin, sobre perfumes soy una gran conocedora, pero sí soy algo exigente, no en cuánto al precio, a la botella, o que sea original, o que sea el perfume más costoso, no me refiero a eso, sino a que tiene que tener un olor muy especial, un olor exquisito, no común, sino que diga mucho de la esencia
misma.
 
Pero sobre perfumes pues mejor me aventaré después otro tema algo extenso, que estoy en el trabajo.


lunes, 1 de abril de 2013

ELIZA Y BABY BLUE


    "Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza y el heroísmo del amor de una madre".


Realmente no sabría si es así como quería empezar. Ya lo había escrito antes, ya lo había pensado antes. Supe en ese entonces que eso era lo que en verdad quería. Lo desee tanto que Dios me lo concedió, me sentí escuchada y demasiado agradecida. Antes de saberlo creo que ya lo había planeado. En ese momento, en aquella Navidad que pasé sola porque asi lo había decidido, sentí que realmente no estaba sola, me sentía acompañada desde el interior, y sentí como mi cuerpo iba cambiando poco a poco, como iba modificándose por una semilla, sentía raro, pero nunca tuve temor, y mi alegría era muy profunda. Esos fríos días reflexioné sobre lo que pasaría, sobre mi futuro y las cosas que naturalmente iban a cambiar. Nadie lo sabía, sólo ese cuarto, el cobertor áspero y los mudos gatos que me acompañaban.
 
Terminaba el año con sorpresas, con angustias, con miedos, con cierto dejo de tristeza y de rencor acumulado, pero sabía que eso terminaría. Ese día despedí al año, un año difícil, pero que al fin y al cabo me dio el regalo más grande. Esa noche de fin de año me pareció simple y rutinaria, cené con la familia de D. y me fui a mi cuarto, ese lugar de bendición, testigo mudo de un gran amor. Miré a mi alrededor y quise desechar lo viejo. Tomé entre mis manos una bola de estambre azul y mis dedos jugaron un poco con ella. D. llegó de madrugada, me abrazó muy fuerte, aún lo recuerdo, aún puedo olerlo. Inmensidad. Y me eché a dormir.

Pasaba el tiempo y comencé a notar cambios, y supe que pasaba algo. Mis pechos me dolían demasiado, crecían, lo que a D. le parecía gracioso; en las mañanas sentía naúseas, y yo quería pasarme todo el día dormida, con una inmensa flojera hasta de recojer los platos.

Por un momento sentí temor, pues ya me había ilusionado la idea. Me
atreví. D me acompañó. Cogí el papel con mis manos algo torpes, decía en letras negras y más grandes: POSITIVO, no sonreí, no grité de emoción, me quedé paralizada. No podía creerlo. Algo en mí estaba creciendo, desde ese momento me cambió la vida. Me cambió todo... dejé de pensar en mí, ahora pensaba en ese ser que habitaba en mi ser, en ese ser que se estaba alimentando de mí, yo estaba generando vida, yo lo había “creado”, y mi dicha fue grande.

Creo que jamás me había sentido tan feliz. Nunca había experimentado esa sensación. Es algo tan grande que no se compara con casi nada, ni con una caja de chocolates, ni con tu primer beso, ni con una gran fiesta de cumpleaños, ni con recibir un título tan esperado, graduaciones, fiestas, dinero, etc., etc. No se compara. Sólo las mujeres que son y han sido madres lo saben. Y quizá puedan entenderme.

Vinieron cambios personales y profesionales. Mucha responsabilidad. Tuve que prepararme en ambos; pero el papel que más me importaba era el de futura madre. Usé el internet como debe de ser utilizado, para bien, y para buscar información. Mi mundo sobre bebés estaba muy alejado, pues yo ignoraba muchas cosas, muchísimas. Me sentí angustiada y con un montón de preguntas. Fueron meses de lecturas intensas. Lo más importante es que mi bebé sea un ser humano feliz, esa es mi meta.

Después de que me enteré de la noticia que estaba embarazada comenzaron todos los chequeos médicos, las visitas al doctor de manera paulatina, y me hice la maña de al menos cada mes realizarme una ecografía para ver el progreso y el estado de salud de mi bebé. Debo confesar que asistía gustosa a realizarme los ecos, porque era la única manera de ver a mi bebé. Me impresionaba como se movía, y aunque sólo veía una pantalla negra, no muy definida, para mí era mucho el ver a mi bebé moverse, los primeros meses no sentía áun esos movimientos... fue hasta el cuarto mes cuando comencé a sentir sus patadas, sus movimentos, sobre todo al comer cosas dulces.

En el segundo mes de embarazo tuve riesgo de aborto, pues yo ignoraba muchas cosas, y seguía barriendo y trapeando, cargando cosas, entonces tuve una
hemorragia, fue un susto horrible, creí lo peor, pero la bebé estaba super bien, creo que yo era la que tenia mal estado de salud, estuve internada en el hospital por tres días, por una hiperemesis gravídica... todo lo que comía lo vomitaba, en todo el embarazo tuve vómitos. Sufría de acidez estomacal, de agruras, casi no disfrutaba la comida, los primeros meses de embarazo comía mucho pescado y pollo, ahorita estoy fastidiada del pescado que ya no lo como.

Cuando estuve internada por la hiperemesis fue espantoso, no me trataron mal, pero yo odio los hospitales, el simple olor me provoca naúseas, el no tener la noción del tiempo, no te dejan tener celulares ni cosas personales, entonces para mí el sentido del tiempo era una angustia, miraba hacia la ventana y podía adivinar más o menos la hora, por el movimiento de afuera, por el amanecer, etc. También lo adivinaba por las horas en que llevaban la comida.

Fueron tres días de espanto por las cosas que uno ve y oye, mujeres sangrando, llorando, gritando, unas a punto de dar a luz, otras llorando por abortos espontáneos, por legrados. Yo lloraba, porque sentía que estaba ahí por mi culpa, por no alimentarme bien, sentía una culpa muy grande y no quería que eso le afectara a mi bebé. D. siempre estuvo ahí, siempre tuve su apoyo y su amor incondicional, a veces no lo sé valorar como es debido, porque así soy, para mi desgracia.
 
En el tercer mes me dijo una ginecologa que era un 95 por ciento niño, obvio que se equivocó, en mis sueños me veía cargando una niña. D quería niño, no le agradó la idea cuando nos enteramos que era niña, pero ahora es el padre más feliz con su muñequita. El doctor me dijo que ya le podía comprar cosas color de rosa, porque él nunca se equivocaba. Y claro, me alegré por mi beba, porque yo deseaba una niña: mi Azulita.
 
Extraño venir al trabajo y que ella no me “acompañe”, suena tonto, pero me acostumbre a llevarla conmigo, en los últimos meses batallaba para caminar, me era cansado subir escalones... pues mi panza creció como una sandía enorme.

Me la pasaba tomando litros de agua, me tomaba diarios de 4 a 5 litros, tenía una sed que nunca terminaba. Cuando estaba en casa me la pasaba en la regadera, me bañaba unas 5 veces al día, poque me sentía muy caliente, batallaba para dormir, ya ni siquiera estaba a gusto de lado, fueron noches de desvelos e insomnios. Entre el 6 y 7 mes tuve las mentadas contracciones de Braxton, no tan dolorosas como las verdaderas pero si molestas.

Yo vivía con temor porque no sabía como iba a distinguir de las contracciones preparatorias a las contracciones reales. No sabía cómo iba a saber yo el momento en que me tenía que ir al hospital a dar a luz. Vivía pensando en eso, ya en el octavo mes me valió y ya no tenía tiempo para pensar en esas cosas, porque cada vez era más cansancio. Ya no dormía. Cada rato me paraba al baño a orinar, pues la cabecita de la beba me oprimía la vejiga.

Cuando llego el momento de la incapacidad, me puse feliz, no porque ya no tendría que venir a trabajar, sino porque eso significaba que ya faltaba menos para conocer a mi beba, tantos meses esperándola, tratando de adivinar como sería, si sería pequeña, grande, blanca o morena, con cabello, etcétera. Me la pasaba viendo tele, leyendo artículos de bebés, dibujando, preparando el cuarto de mi niña, comiendo, tomando agua, bañandome a cata rato. Había momentos en los que me preocupaba y me ponía a pensar en cómo iba a adivinar el momento.
 
Los dolores eran cada vez más fuertes, como cólicos, pero más molestos, ya la comida no me sabía, aumentaba la acidez estomacal y las naúseas; todas las mañanas vomitaba.

Llegó el momento de las compras, y aunque mi mundo de bebé era muy alejado, supe e hice una lista de compras, ya muy apenas podía caminar, de echo la beba me pateaba con más intensidad cada vez. Le compré todo lo que creí necesario. Al llegar a casa todo lo puse en la cuna, esperando el momento. Tomé entre mis manos una ropita, y sentí mucha ternura, pues sabía que muy pronto mi beba la usaría. Ese olor a bebé me agradó muchísimo. Cojí una sonaja y comencé a hablarle a Azulia, y ella me pateo.

Dormir ya era fatal, pues no dormía, me la pasaba viendo películas en la madrugada. Me quejaba mucho, para D ya era costumbre mis achaques. Una mañana llegó y me dijo: “Mi hermana dice que te sientes así porque ya te vas a aliviar. Ya vamos a ser papás”. Cuando escuché eso, me dio miedo, pues no sabía que iba a pasar. Había escuchado tantas cosas del IMSS, de la sala de partos, del parto, de la cesarea, de que fulanita aborto, de que a fulanita se le murió su bebé, de que no te hacen caso si gritas, de que los tactos, de que te duele. Fue un bombardeo de dizque consejos e información por aquí y por allá, que termina por darte angustia y miedo.

Sabía que se me iba a adelantar de la fecha que me habían dado. Pero la cosa era adivinar cuando... Ese miércoles me levanté con dolor, me metí a bañar y pude percibir un dolor más agudo y muy diferente a todos los que ya me habían dado, pero así estuve todo el día. Hice mis quehaceres, todo normal, vi la televisión, hasta que en la madrugada le dije a D que ya no aguantaba el dolor, y que cada 5 minutos o menos quería orinar. La maleta ya estaba hecha, con mis cosas y con las de la bebé. Aún así creí que ese dolor era otra cosa.

Al llegar al hospital me dijeron que ese dolor era por infección vaginal y que “aún me faltaba” que no tenía nada de dilatación... pero al momento de checar mi presión, ésta dio presión alta... así que tuvieron que internarme... Odiaba tener que ir a ese lugar, pues el simple hecho de la espera era eterno, el ver sangre, el esuchar los quejidos o los gritos de las mujeres a punto de aliviarse era angustiante. Traer esa bata verde ya era de por sí fatal, sólo me alegraba el hecho de que pronto tendría a mi bebé en brazos, ya por fin.

Tardaron horas en pasarme a piso, estuve en espera desde las 3 de la mañana hasta las 8 de la mañana, ya no recuerdo que me dieron de desayunar... si es que lo hicieron. El catete me dolía mucho. Al llegar el doctor a checarme, me dijo que traía la presión muy alta, y que había que descartar si era preclamsia.

La verdad que durante mis 8 meses de embarazo nunca tuve presión alta... sólo fue ya en las últimas semanas. Me dijeron que como ya tenía 38 semanas de embarazo pues ya podía nacer, y que era necesario porque la presión alta tanto para mí como para el bebé era peligroso. Me habrían de provocar el parto.

Estuvieron tomándome la presión, haciendo los mentados tactos... y me pusieron un gel para provocar contracciones... tenía ya un centímetro de dilatación, según ellos, faltaban 9 centímetros...
 
En la hora de visita D llegó tranquilo, él ni siquiera sabía que me provocarían el parto. Sólo le comenté que no aguantaba el dolor. Y me la pasé llorando. Tenía miedo que las cosas salieran mal. Cuando nos despedimos no quería que se fuera. Lo abracé muy fuerte. Le dije que orara, más por la beba que por mí.

Desde las 8 de la noche, las contracciones fueron más dolorosas, los doctores llegaban hacerme el tacto, el enfermero que me tocó cada rato me checaba la presión y a “aplacarme”, me tranquilizaban sus palabras, fue un enfermero muy eficiente. Me tuvo mucha paciencia porque yo ya estaba desesperada y muy histérica... no me querían dar medicamento para el dolor. Después de las 8 de la noche apenas tenía 3 centímetros de dilatación, aún me paraba de la camilla al baño. A cada rato quería orinar, en una ocasión ya no alcancé... y oriné la cama, tuve que decirle al enfermero... y me paré a bañarme... al momento de levantarme se me vino una hemorragia, ya en el baño se me rompió la fuente, me asusté y el dolor fue más intenso. Regresé al cuarto.

El enfermero ya me esperaba con sábanas limpias y para decirme que ya no me podía levantar... porque ya me faltaban unas horas para aliviarme y no podía andar para arriba y para abajo.

Después de las 10 de la noche, supe realmente la palabra dolor, no la puedo describir, nunca había experimentado tanto dolor físico, tuve que
ingeniarmelas para evitar tanto dolor, y me enfoque en el poder de la mente y en esas tonterías que uno lee. Desee que mi hija saliera ya, porque creí que me desmayaría o que tanto dolor terminaría por dejarme sin aliento. Mi cuerpo se paralizó, no podía moverme con agilidad. A cada rato aplanaba el botón rojo, el enfermero venía y me decía: “Madre, ya muy pronto te aliviarás, no te preocupes, aguanta”. No me quedaba de otra, tenía ya 5 centímetros de dilatación. Me acordé y pensé en todas las amigas que son mamás, en las madres que conozco, en la mía, y dije: si ellas aguantaron, lo experimentaron, porque yo no.

Mi presión cada vez estaba peor, el dolor se intensificó. Me dijeron que no gritara ni me quejara, pues hice todo lo contrario. Me pasaron a Tocco, me dijo una vieja enfermera muy prepotente, que no me quejara porque todas estabamos igual, que me faltaba mucho, 5 centímetros más, porque debían ser 10.

Pasaron 5 minutos después de estar con dolor y de estar peleandome con la mugrosa enfermera prepotente, cuando sentí algo, sentí muchas ganas de pujar, sentía la cabeza de mi beba y no me creyeron, me regañaron y blablabla, al momento de pasarme a la sala de expulsión para ponerme la anestesia... pues no aguanté... y puje sin que me lo dijeran, y la beba salió sin el más mínimo esfuerzo... sentí como si algo se deslizara... el dolor en mí se calmó.... creo que me dolió más el DIU que cuando mi hija salió.

Escuché el llanto de mi bebé... y tuve ganas de llorar... me sentí mal... mi presión subió... sólo alcancé a ver que estaban limpiando a mi bebé... después me despedí de ella... le di un beso en su cachetito derecho... Me dijo el doctor: “Tiene sus mismas trompas”, y no dejaban de alabar a mi beba con que era una bebita muy bonita. Lo sé. No es porque sea mi hija, pero es una bebita muy hermosa, así como me la imaginaba, blanca y con mucho cabello negro. Su piel era rosita, y tenía el ceño fruncido, salió muy enojona, igual que la madre.

El doctorcillo de pacotilla me la enseñó y se la llevó a Perinatal, a mí me
pusieron el mentado dispositivo, me cocieron, en fin... me sentía hurgada, humillada, maltratada. Y sentí mucho coraje... pero al pensar en mi hija todo se desvanecía... ni siquiera me acordé que estaba desnuda enfrente de dos doctorcillos y una doctorcilla... me imagino que practicantes, hasta menores que yo... en fin... las cosas con mi hija, gracias a Dios, salieron bien... lo demás.... sólo es una experiencia de vida.

Después de hurgarme por aquí y por allá, de cocerme como si fuera muñeca rota... me pasaron a la sala de reposo... me dolía el cuerpo, me temblaban las piernas... y pensé que mi cabello seguramente estaba muy mal, andaba yo muy greñuda... sangraba mucho, sentí la sangre correr por mis muslos... quise dormir pero no pude. Sólo pensaba en cuando me entregarían a mi bebé, cuando la vería, cuando la cargaría... y si ya me iba a ir de ese mugroso hospital... odio los hospitales... me dan naúseas...

Me internaron... por presión alta, quería yo salir ese viernes 24 de agosto, pero no, me quedaría un día más... a mi beba la cuidaron en perinatal mientras yo estaba en otro piso, por presión alta. Paciencia tuve que tener.

El sábado por la tarde me dieron de alta... me porté muy bien, mi presión se normalizó y por fin tuve a mi hija en brazos...

Lo demás, lo demás es algo indescriptible. Es algo que vivo día con día y no deja de asombrarme. No es cliché ni algo repetitivo: Es lo mejor que me ha pasado en la vida, es lo más valioso que tengo.

Aprendo con ella día con día y seguiré aprendiendo, mi Azulita me hace feliz, me hace feliz como persona, como ser humano y sin duda como madre.
 
Azulia Por Toujours. <3

 
 
 






Día de días


                                            "La ciudad es el lugar donde nada permanece".



No he dormido bien, siento que me quedan ganas de seguir durmiendo, pero me esperan las labores y volteo y mi hijita esta con sus juguetes o distraída con sus manos esperando a que le de su biberón. Últimamente hago las cosas como de manera automática, sabiendo lo que tengo que hacer.

Estoy en el trabajo, aprovecho mis ratos libres o el llamado tiempo muerto. Quisiera tiempo para mí, tiempo para leer, para adentrarme en algún libro con una historia maravillosa, de esas que te atrapan. De estar en casa, sentir esa protección de estar en casa y que ahí nada te pueda pasar. De cocinar, de comer mirando la televisión o alguna película. De compartir esos momentos con mi bebita.

Hace algunos años disfrutaba de caminar por el centro de la ciudad, ahora lo hago, más bien, lo hacemos con miedo, naturalmente la ciudad ha cambiado para mal. Choques, atropellos, muertos y demás, eso es lo que poco a poco nos ha heredado la ciudad que nos ha visto nacer. ¿Algún día cesará? No lo sabemos a ciencia cierta. Cada quien vive lo que tiene que vivir, vive en su burbuja o en su propia realidad. Podemos agregar que eso no sólo trae consecuencias fatídicas sino estrés y ansiedad diario, pues ya no se sabe si se volverá con bien al hogar.

Eso realmente me molesta, porque si hay un cambio no está en un gobierno antidemocrático sino en los valores y en la educación de cada quien. Uno siempre tendrá su propio límite y su libre albedrío.

Monterrey está muy lejano a lo que disfrutaba y conocía. Recuerdo las mañanas frescas, los atardeceres rojos, el olor del algodón de azúcar, el vapor de los elotes, las señoras con sus niños y mi viaje de una hora en camión.



 


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