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lunes, 1 de abril de 2013

Día de días


                                            "La ciudad es el lugar donde nada permanece".



No he dormido bien, siento que me quedan ganas de seguir durmiendo, pero me esperan las labores y volteo y mi hijita esta con sus juguetes o distraída con sus manos esperando a que le de su biberón. Últimamente hago las cosas como de manera automática, sabiendo lo que tengo que hacer.

Estoy en el trabajo, aprovecho mis ratos libres o el llamado tiempo muerto. Quisiera tiempo para mí, tiempo para leer, para adentrarme en algún libro con una historia maravillosa, de esas que te atrapan. De estar en casa, sentir esa protección de estar en casa y que ahí nada te pueda pasar. De cocinar, de comer mirando la televisión o alguna película. De compartir esos momentos con mi bebita.

Hace algunos años disfrutaba de caminar por el centro de la ciudad, ahora lo hago, más bien, lo hacemos con miedo, naturalmente la ciudad ha cambiado para mal. Choques, atropellos, muertos y demás, eso es lo que poco a poco nos ha heredado la ciudad que nos ha visto nacer. ¿Algún día cesará? No lo sabemos a ciencia cierta. Cada quien vive lo que tiene que vivir, vive en su burbuja o en su propia realidad. Podemos agregar que eso no sólo trae consecuencias fatídicas sino estrés y ansiedad diario, pues ya no se sabe si se volverá con bien al hogar.

Eso realmente me molesta, porque si hay un cambio no está en un gobierno antidemocrático sino en los valores y en la educación de cada quien. Uno siempre tendrá su propio límite y su libre albedrío.

Monterrey está muy lejano a lo que disfrutaba y conocía. Recuerdo las mañanas frescas, los atardeceres rojos, el olor del algodón de azúcar, el vapor de los elotes, las señoras con sus niños y mi viaje de una hora en camión.



 


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