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viernes, 12 de abril de 2013

Entre el perdón y el olvido


"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón".
(Jorge Luis Borges)






Antier estuve leyendo unos correos antiguos, que no he querido borrar de mi hotmail, porque mi intención era escribir una especie de historia con esos correos de un amigo, que en su tiempo quise sinceramente, pero la distancia y el carácter tanto mío como de él lo echaron a perder y la amistad se perdió para siempre. Su nombre es Lion, ya nunca quiso saber de mí, porque nos enojamos por correo y ya nunca nos escribimos, nadie quiso dar su brazo a torcer, en su momento él no se disculpó por las ofensas, ni yo me disculpé por haberlo ofendido, así que pasaron años y nadie hizo nada por recuperar la amistad, una amistad cibernética, él, creo que todavía vive en Madrid, y pues cuando quise hacer algo por la amistad, pues ya habían pasado 5 años y más.


Creo que mucho de mis errores es ser rencorosa, me tomo demasiado a pecho las cosas. Soy muy tranquila, pero cuando me hacen enojar saco lo peor de mí. Y Lion sacaba lo peor de mí tan fácilmente, por ser tan aprehensivo, tan caprichoso. Claro, también tenía sus virtudes, no todo era malo en él. Me gustaba su creatividad, sus dibujos, su manera de descrubir el mundo, cierta parte de su forma de pensar. El ingeniárselas para sobrevivir, su modo persistente de escribir correos largos, llenos de vida. Lo conocí en una de las etapas de mi vida más diíficl que pueda tener una mujer, y el apareció así de pronto, un ser humano cálido al otro lado del océano, tratándome de ver la vida así como es de simple, no pesimista como tal cual yo la veía.


No lo sé, creo que a veces me siento culpable de perder amigos porque a veces no cedo, pero igual y la culpa es compartida. No soy de muchos amigos, la verdad que al pasar de los años me he dado cuenta que puedo contarlos con una sola mano.


En mis días más tristes y pesados, no he contado con esos dizque amigos que decía tener. Las dizque amigas siempre ponen pretextos para no vernos. Cuando uno queda formalmente, pues siempre cancelan, o no pueden, cuando en realidad pues no es que no puedan sino es que no quieren. Por más compromisos que uno tenga, por más responsabilidades o tareas, uno siempre buscará la manera de agendar un ratito para ver a las amistades, pero eso nunca es equitativo. En fin, extraño los amigos que dicen ser verdaderos, cuando en realidad no lo son.



Si pudiera hacer algo, trataría de cambiar un poco la historia, y haber echo las paces con mi amigo francés Lion, pero no fue así.
 
 
 










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