Ahí
se quedaron ajenos los murmullos y risas de niños, en ese patio de
mi niñez, que me vio crecer y me vio partir. Tantas noche observé
las estrellas, testigos vistosos de mi alegría desbordada. Ese
espacio conformado por bellas flores, por un jardín que a mis pies
era inmenso. En el fondo un pozo, de agua cristalina, donde veía mi
rostro sucio y mis cabellos enmarañados. Había un árbol, robusto y
frondoso, de aspecto monstruoso, que nos daba sombra, de vez en
cuando los pajarillos se paraban y brindaban cantos divinos. No sólo
nos brinda una sombra donde descansar, sino un lugar para soñar.
Muchas mañanas con brisa fresca, muchas noches de luna me vi andar
en ese gran patio. Los libros, ternos acompañantes de una niña en
inocencia y soñadora. Quiero escribir, siempre lo dije hacia mis
adentros; botones de flores alegres me escuchaban y se mecían.
Muchos maullidos y ronroneos se pasearon. El tiempo nunca se detuvo.
Siempre son ojos diferentes los que los ven y dan valor a un algo. Yo
lo valoraba y me gustaba. Era un patio especial, donde no había
soledad. Un lugar donde yo me cansaba de jugar, donde reposaba y
sentía que allá, detrás de las nubes, Dios me miraba.
Para leer más patios en Lugar de Encuentro.
15 comentarios:
Ese patio cómplice seguro sigue esperando que le cuentes cómo lo recordas y lo que bien que al hablar de él, lo dibujas tan bonito y protector.
un fuerte abrazo
aprecciate your log kisses albert
Hermoso relato. Valla recuerdos tan lindos que nos revelas de tu patio. Muy bueno el aporte juevero.
Saludes
Aquellos rincones de nuestra infancia donde fuimos felices...la magia de la evocación sin duda hace que hoy los recordemos mucho más acogedores de lo que eran en realidad, más coloridos, más bellos...pero en realidad, eso es lo que vale.
=)
Que bonitos recuerdos nos compartes!!
El patio de nuestra infancia nunca lo olvidaremos.
Cariños…
Y donde tu tambien miraba a Dios, seguro que tumbado en ese jardín, una noche estrellada, levantaba los brazos y tocabas las estrellas y si afinabas la vista, a lo mejor sentías a Dios....
Realmente muy bien escrito, descrito. Me gusta leer cosas así.
Un beso.
Debe ser duro abandonar el patio de tu niñez precisamente en esa edad en que se necesita su cobijo y el esplendor de su belleza.
A ese Patio, que te vio crecer y es testigo de tus recuerdos de hoy, lo has honrado con este texto, lleno de ternura.
Un abrazo:)
Un bello lugar Azulia, enriquecido por tus recuerdos. Besos.
Tu relato me parece precioso. Me vi en algunos momentos de mi infancia en Coyoacán.
Me permito decirte que este relato, merece un repaso y una continuación.
Besos.
Siempre los recuerdos de la infancia son bellos, seguramente más bellos quer la propia realidad, pero cuando se relatan siendo mayores, uno vuelve a ser niño y eso es lo que importa.
En el alma de todos nosotros, existe un patio interior, que nos invita a la candidez y a la alegría.
Un abrazo.
Estar rodeada de naturaleza es lo más bonito que existe,y pasar allí la niñez, el no va más.
Un abrazo
Los patios de nuestra infancia están siendo añorados por muchos compañeros en sus entradas y es lógico. En ellos se desarrollaron los años de la niñez, los mejores en la vida de la mayoría de las personas. Tu patio me habla de esa calidez necesaria para jugar, crecer y madurar.
Un fuerte abrazo.
Qué bonitos recuerdos de infancia nos has contado!
Un beso
Preciosa y detallada descripción del patio de tu infancia. Todo un particular mundo que nos hace olvidar al resto.
Besos
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