Imagen de Gaby, de Mis Letras Insomnes
En
la madrugada, al llegar de un día agotador, de muchísimo trabajo.
De cosas y asuntos que resolver, veo a mi lado el sueño tranquilo de
mi niña, su respiración tranquila y la calma que habita en nuestra
casa. A lo lejos se escucha alguno que otro maullido, de gatos
arañando la luna. De brisa fresca que recorre los patios y pasillos
de las viviendas aledañas. Y pienso en los días, en las semanas, en
los meses que van pasando en este agitado año. ¿Siempre
transcurrirá tan rapido?
Y
pienso a veces, en esas notas que me toca redactar: en esa madre que
ha perdido a su hija, en esos niños que han perdido a su padre, en
esa abuela que se ha quedado sin hogar, en las niñas huérfanas y
perdidas. Cierro mis ojos, como buscando alivio interno. Las cosas
suceden. ¿Qué no sucederá?
Los
días y las noches, el trajín diario. Y recuerdo, esas noches
internada en el hospital, esas tres difíciles noches que dormí en
una cama de hospital, que pude prescindir del celular, pude vivir sin
checar mi facebook, comía sólo lo necesario y el agua necesaria. En
la madrugada, ya sin enfermeras, me moría por un vaso de agua, y sin
permiso, me levanté, quité el tubo adherido a mi vena y le robé a
la paciente de a lado un vaso de agua de su jarra. Ella me miró, y
sonrío. Te van a regañar me dijo. No, si no dices nada, le
contesté.
Y
ahí, en medio de tanta enfermedad, de tanto dolor. Sólo distinguía
el tiempo adivinando los cambios naturales del día. Adivinaba las
horas por las comidas, por las visitas de los doctores, por las
enfermeras.
Y
estuve muy cansada de estar ahí, por mi ventana, podía ver como
caía la noche, y añoraba salir de ahí, veía la vialidad, los
carros vistos desde el edificio como hormigas de colores. Y quería perderme en
la noche, quería disfrutar del viento, de las calles, de las luces,
de los árboles, de la luna. Odio estar enferma, me dije a mí misma, y
me quede dormida de cansancio, me puse a soñar.
Para perdernos en la noche con nuestros demás compañeros, visiten a Cecy, en Simona, la luna y yo.
24 comentarios:
Situaciones de la vida, difíciles, donde la tristeza por los sufrimiento pone al enfermo, solo, y frente así mismo. Entonces, se sueña con perderse en la noche y soñar, para calmar el dolor.
Gracias por acompañarme:)
Un abrazo.
Quedan los sueños como escape, momentaneo pero aliviador.
En momentos difíciles siempre encontramos la fortaleza para bregar con los obstáculos. Y tú, sonando te perdiste en la noche para sobrevivir. Me gustó mucho tu relato.
Saludos
Afortunadamente se vuelve de los malos sueños y esa temporada de enfermedad en cierto modo lo fue.
Un abrazo
Perdida en una noche de malos recuerdos que por suerte han quedado atrás.
De los malos sueños siempre se vuelve con las energías renovadas.
Cariños…
Relato muy bien escrito, un estilo realista muy directo. No se si decir si hay algo de cierto o todo es ficción. Pero la imagen del robo del agua... me ha sobrecogido de lo realista y bonita que es.
Una pequeña obra maestra. Un beso.
La noche nos trae pensamientos, no siempre pintados de bellos colores.Es el encuentro con nosotros mismos.
En la noche, la soledad se hace mas patente y no hay soledad mayor que la de estar solo y enfermo en un hospital.
Mas aún cuando no llega el sueño reparador que cura de todos los miedos.
Brillante entrada .
Un abrazo.
La verdad es que me ha parecido un relato maravilloso. Yo he vivido muchas noches de hospital sola y sé lo que se siente. Es muy bueno que alimentes tus palabras de tus experiencias, me has hecho vivir tu exposición como si estuviese contigo.
Saludos
Un relato que muestra veracidad. La vida y sus altibajos, momentos difíciles que afrontar, cansancio, preocupaciones... y la serenidad que nos brinda ver dormir a lo más preciado que podemos llegar a tener: un hijo/a. La noche es propicia para llenarla de todo cuanto por dentro nos ronda y hallarnos a nosotros mismos.
Besos!
Gaby*
¡Que tristes deben ser las noches en un hospital! Un buen relato lleno de sentimientos. Un beso.
Momentos difíciles de transcurrir, hace dos años cursé una internación, estuve una semana en una sala a solas, y me pasaba esto de no saber ya cuando era de día, de noche, solamente quería escarparme de ahí, abrazar a mi hijo, estar en casa.
Un relato duro, besos.
sin dudarlo que los sueños son el mejor refugio en esas situaciones. Bien relatado amiga Azulia....
La enfermedad quita mucho más que la salud y, si uno la deja, se lleva hasta las ganas de vivir. Soñar, en estos momentos, puede marcar la diferencia entre dejarse vencer o seguir luchando.
Me alegra que tú siguieras luchando... y soñando.
Un abrazo.
En el silencio de la noche reviven los fantasmas, miramos de frente lo que la luz del día nos impide ver. Nuestra mente, fuerte y sabia, nos libera .
Me ha encantado leerte.
La noche permite soñar
los sueños nos hacen volar
volar..., nos hace libres...
Siempre se valora más algo cuando no se tiene y el hecho de estar en el hospital hace que se he he de menos esa libertad para poder pasear por la noche.
Me gustó
Un abrazo
Creo que pasar una noche enfermo en un hospital es una experiencia traumática que nos hace valorar lo que tenemos en casa y sobre todo la salud.
Un beso
En un hospital todo se detiene, el transcurrir de las horas se distorsiona hasta el punto de que ignoras si es de día o de noche. estar enfermos nos presentiza la mortalidad. No me gusta estar enferma. Un beso
La estancia en un hospital,es similar a la estancia en una cárcel, con el agravante de la enfermedad. Los días se suceden monótonamente y llega un momento en que,como bien dices, sabes la hora del día por las comidas o las visitas. Terrible noche esa que incita a escapar de ella lo antes posible.
Un abrazo.
Tremenda situación esa, la de la noche dentro de la noche. Si en determinadas circunstancias una ya es mala, las dos juntas son lo peor.
Dormir, contemporizar y dejar pasar el tiempo, hasta que un nuevo día al salir el sol, este sale para ti.
La angustia y la impotencia vuelan por tus letras en esa noche no deseada.
Besos
Soñar eslo que toca, cuando la vida no nos deja andar o volar.Tus letras trasmiten a la perfección el dolor de la impotencia y el dolor. Vuelvo a leer el comienzo de tu relato para disfrutar del sueño plàcido y dulce de tu niña....
besos
La noche invita a reflexionar, a hacer balance, a rescatar recuerdos... En tu relato queda reflejado muy bien esa faceta nocturna...
Que seria sin soñar, y sin la noche que nos ayude.
Me ha gustado mucho.
Un besito
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